“La hipocresía en su máxima expresión: los que callaron tragedias ahora piden juicio político por un retuit”
Veo a la misma que, entre tantas otras cosas, calló y desapareció tras la tragedia de Once. La que, por robarse el dinero de los trenes, mató gente y se quedó bien callada. La que, frente a los muertos, nunca asumió un error. Ahora osa abrir su mandíbula fétida para hablar del sillón de Rivadavia. El mismo sillón donde su presidente, Alberto Fernández, era peteado por sus entongadas amigas.
Que vuelvan a la cueva esas víboras nefastas, porque su oportunismo para tergiversar lo sucedido e intentar sacar provecho se les nota demasiado.
No había pasado ni una hora y ya tenían escrito un proyecto de juicio político sin sustento. ¿Cuándo los viste escribir tan rápido? Así de desesperados están los cadáveres políticos.
El presidente compartió un proyecto que le presentaron como una buena idea y, al ver que no lo era, borró el post. Sí, ¿Y?. A diferencia de otros nefastos que negaron y ocultaron sus errores, el presidente explicó lo que había pasado.
Aun así, ver a los propios y a los ajenos desgarrarse las vestiduras, como si en este antro nadie jamás hubiera caído en compartir algo erróneo, es increíble.
Todos los días difunden mentiras, las comparten y las viralizan. Todos los días intentan estafar al pueblo. ¿Y vienen a levantar el dedito acusador contra el presidente, que de buena fe compartió un emprendimiento que decía querer ayudar?
¿Acaso no metieron en sus listas a gente que violó personas? ¿Acaso no apoyaron a quienes, con el tiempo, se mostraron como locos delirantes? ¿Acaso nunca se equivocaron y ocultaron sus errores? ¿Acaso esos delitos no son verdaderas estafas, mucho más terribles?
¡Bienvenido sea el “error” del presidente por retuitear algo pensando que ayudaba a emprendedores argentinos!
Si alguien fue estafado, no fue nadie que no tuviera para comer.
Si alguien fue estafado, lo fue por especulador, por no investigar en qué cripto invertía.
Para operar en cripto hay que informarse. Si lo ven como un casino, después no lloren cuando la casa les gana.
Si no se informan antes de invertir, no pueden culpar a otros de su propia ignorancia ni fogonear un juicio político por el dinero de otros privados que fue mal usado.
A río revuelto, ganancia de pescadores, decía la nona:
La oposición, que en su mayoría no sabe ni qué es una “bualet”, babea por el sillón y habla de juicio político.
Los operadores de bots los activaron para hacer ruido, intentando agrandar un simple retuit.
Los medios, con abstinencia de pauta y sed de venganza, inflan un tuit como si fuera el peor de los errores. Les recuerdo que ya vimos como la prensa operó para bajar a un presidente. Con este no podrán.
¿Y qué hacen ellos todos los días? Publican miles de noticias falsas que sí dañan personas.
Y ni hablemos de los diputados que hablan de “estafa” cuando ellos parasitaron listas para llegar a una banca y, dos Doritos después, traicionaron al pueblo pasándose a otro bando.
Esto no afectó a nadie que no sea un especulador de criptomonedas.
No afecta en nada al pueblo que apoya a Javier ni cambia en nada los logros del gobierno.
De verdad hay que ser un deforestado para creer que quienes invierten en un país pueden guiarse solo por una estafa de una cripto a un minúsculo grupo de especuladores.
¿Qué es la parte buena para mí?
Que todo lo que se aprenda de esto, todo lo que se “limpie” gracias a esta situación, nos redundará en beneficios para todos.
Nadie está exento de hacer un retuit de algo que parece bueno y resulta tener información falsa.
Agrandar esto, claramente, es el patético intento de los que no saben cómo dañar lo que no puede ser dañado.