De pozos y dignidad

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Hace unos cuantos años, tenía unos cuantos amigos muy queridos; personas que sentía como mis hermanos.
En la famosa “Grieta”…

Hace unos cuantos años tenía unos cuantos amigos muy queridos; personas que sentía como mis hermanos.
En la famosa “Grieta” que impusieron (en la que ustedes hicieron su parte), me quedaron amigos en ambos lados. Un lado me parecía nefasto, y el otro lado pronto, se volvió igual o más de funesto.
Mientras ambos bandos discutían tironeando razones, la tierra se abrió y yo fui una de las que cayó en el pozo.
Nadie notó que me caía.

El pozo de esa grieta social, es un lugar donde el hartazgo es tan grande que todo lo relacionado con política te da nauseas.
Poco a poco la oscuridad del pozo te debilita y por falta de luz, te volvés un Potus Amarillo…

Querés decir “esperanza” y de la boca te sale un: “no le creo más nada a nadie”.
Querés sentarte una tarde a tomar mates y se te hierve la pava, porque la cabeza se te puso a pensar en esos tiempos… Tiempos en donde el odio por pensar distinto no tenía cabida en las mesas con familiares y amigos.

Caer en el pozo es exiliarte del país, aún, viviendo acá. Yo, fui una de esas tantas…
Te vas de la Argentina viviendo en Argentina.

Me exilié al pozo y lo decoré con frases del estilo: “este país es una puta mierda”, “este país ya-está” “Ves?, ahí los tenés, planeros incultos o ladrones; que para el caso es lo mismo” y etc. etc.
Cuando caes en el pozo, un odio enorme te revuelve las tripas. Es que claro, “no existen cosas buenas en la Argentina”.

De ese pozo “Ultra K- Macristas”, vi salir volando rumbo a otros países a familiares y amigos. Yo, no tuve esa suerte y ahí quedé, mirando como los de arriba se fagocitaban el país y a mis sueños.

Pero sucedió que todos los seres humanos, tenemos en el medio del pecho una cuerda; algunos le llaman “resiliencia” otros “testarudez”.
Lo cierto es que mi cuerda me tironeó y me puse de pie.
Trepé las paredes, como quien trepa un acantilado oscuro y al llegar desde el fondo del odio hasta arriba, me sacudí la tierra y mirando a ambos bandos llegué a una conclusión: “no soy feliz en esta Argentina”

Así nació la emprendedora que hay en mí. Comencé a crear cositas tontas, pequeñitas, de esas que no cambian el mundo pero que a mi, me hacían feliz.
Día y noche centré mi atención en aprender.
“No tengo tiempo para k o anti k” y tomé cursos de lo que me gustaba.
“No tengo tiempo para k o anti k” y centré mi atención en otra cosa.
“No tengo tiempo para k o anti k; necesito CREAR” me decía.
Mientras en mi mundo interno me expandía, social y políticamente sentí que me encerraron.

Así fue que durante años, me silencié.
Hojas y textos llenaron cajas.
Poemas hermosos de libertad que se extrañaba.
Poemas de dolor y desarraigo aun viviendo acá.
Versos tristes de extrañar hermanos se mezclaron con versos de protesta, ante tanta abortera Feminazi.

Tanto silencio de escribir y no publicar…
Tanto silencio de lo que más amo hacer… no fue gratis.
No tiene perdón quien tiene un don y no lo comparte…
Nada es gratis y el silencio mucho menos.

Mientras guardé silencio sumergida en mi arte; por cada cosa que creé con mis propias manos, pagué impuestos para mantener a otros. Yo pensaba que ayudaban con mi dinero y resultó que el fruto de mi trabajo, estaba manteniendo estafadores y generando más dormidos, periodistas incluidos.

Y un día, allá lejos, vi unos pelos parados gritando fuerte. Muy, muy fuerte.
Yo, que sé lo que siente el alma cuando está triste de impotencia, entendí que esos gritos de furia – en el fondo-, eran lo mismo que mi silencio.
Lo mismo que mis palabras libres escondidas en el fondo del cajón.

Me quedé mirando al “despeinado” y entonces me vinieron las preguntas: ¿quién es este? ¿qué dice? ¿por qué no puedo entender de qué habla?, ¿tengo que buscar qué escribió para ver si entiendo economía? ¿quién le enseñó eso?

Y un tiempo después…. lo vi clarísimo: Un día, los ojos de mi hijo vendrá a saldar deudas argentinas; me increparán de frente con un “Y vos, ¿Qué hiciste?”.
Si llega ese día, será mi responsabilidad dar la cara, por el país que le estoy dejando.
No será responsabilidad de los políticos que prefieren argentinos dormidos. Ni de los periodistas cómplices que se jactan de respetabilidad insultándome cuando no me conoce.
No será responsabilidad de nadie, dejarle a mi hijo un mundo descuartizado por el socialismo.
Será solo mía, por haber callado, por haberlo permitido”

Al loco de los pelos despeinados, lo apoyé así desde el día uno. Le permití mi voto desde que se presentó por primera vez. Y entendí que esto no es una cuestión de si él gana o no una elección o un debate.
Desde mi punto de vista, ya no hay vuelta atrás desde @JMilei

Esto se trata de cómo me comporto en el día a día. Porque no puedo hablar de “respeto irrestricto”, si mi hijo ve que le cierro la puerta en la cara a la vecina o, que cada dos pasos, dejo mierda de mi perro en la vereda de un fulano.

Esto se trata de volver a lo básico: rescatar los valores que sí importan como humanos.
Esto se trata de un respeto profundo y sincero por el otro y su vida.
Cambiar la tierra de la maceta y volverla fértil. Cambiar este país de una puta vez y para siempre.

Esto se trata de poner la cabeza en la almohada y no sentir más angustia, porque sabés que durante todo el día diste lo mejor de vos, lo que podías.
Apoyar la cabeza en la almohada sabiendo que fuiste un digno Potus amarillo.

Mi hijo me miró por primera vez y yo entendí que “pozos” y “grietas” o “cagarse en todo”, ya no son alternativas.

Quién soy se preguntan los periodistas con insultos. Yo soy la que busca la belleza en ideas libres sin faltarle el respeto a nadie. Sin meterme con nadie.
Busco y busco un país Libre escribiendo y dando lo mejor de mi.
Escribo para contar que a veces, ocurren pequeños milagros que tenemos que aprovechar antes de que sea demasiado tarde.
Pequeños milagros que nos traen luz:

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