De cuando los medios mienten y el sueño argentino se posterga
Hay una Argentina en la que los cantantes se dedican a cantar, los artistas se dedican a ser artistas, los políticos a ser políticos y los periodistas a hacer periodismo. Es una Argentina que no existe en estos tiempos; todavía no llegamos ahí.
No existe todavía porque, como todos sabemos, se ha transformado a los cantantes en lavarropas descompuestos con autotune, a los artistas en fallidos e ignorantes militantes pagos, a los políticos en cualquier cosa menos en honorables y a los periodistas en prostitutos de la información.
Aún así, como te dije, existe una Argentina donde cada quien desarrolla sus cualidades, brindando a los demás sus mejores partes y viviendo sin perjudicar a nadie.
Una Argentina donde los cantantes ponen su música por sobre el marketing, los artistas dejan de rebajar su arte y lo perfeccionan, haciendo las grandes obras que su talento les permite realizar.
Una Argentina donde los políticos no tienen interés en perpetuarse en la política, sino en hacerle la vida más fácil a la gente, y eso implica -de base- no robar.
Una Argentina donde los periodistas informan y, si se equivocan, piden disculpas, rectifican y hacen lo que el honor de la profesión siempre les exigió: informar buscando veracidad.
Estamos en un punto de inflexión, donde la oscuridad quiere que sigamos en la Argentina de la bajeza, mientras la luz quiere una Argentina distinta. Este Presidente dijo una vez: “Existe un mejor futuro, pero solo lo lograremos si es liberal”, y creo que no se refería a un partido político, sino a una idea de país sin trabas, de ningún tipo, para crecer.
Si hoy, en lugar de tirar mierda contra el presidente, se enfocasen en ser buenos en lo que cada uno hace, reportar las trabas que les impiden crecer para que así se los pueda ayudar, la cosa sería muy distinta.
Los periodistas, por ejemplo, eligen tirar mentiras, ofensas y agravios contra el gobierno las 24 horas. ¿Qué pasaría si el periodismo fuese a los pueblitos de las provincias a mostrar los productos que hacen, las empresas que tenemos, los sueños que queremos cumplir para los que necesitamos ayuda?
Pasaría que más turistas querrían visitar esa zona, que empresas de afuera podrían querer invertir en ese rubro, que se generaría más trabajo.
Pero no, hay que hablar mal de lo que se está haciendo y ocultar, minimizando, las buenas noticias del gobierno.
Si los medios fuesen medianamente inteligentes, en lugar de tirar odio por no recibir pauta, siguiendo las instrucciones de los mediocres que aún les pagan, buscarían que el país crezca, porque así crecerían ellos también.
Pero no, lo sé, es demasiado pedir que se ponga a la Argentina por sobre los intereses y sus egos.
Pudiendo ayudar a crear una Argentina extraordinaria, se comportan como miserables y nos empobrecen con cada mentira y deformación maliciosa que publican.
Cantantes, artistas, políticos y medios no solo critican a Javier cuando lo insultan: nos atrasan a todos —incluyéndose a sí mismos— la posibilidad de crecimiento y una vida mejor.
Hemos visto a un empresario relatar que le obstaculizaban entrar cámaras para su medio. Aún así, critican a quien abre los ingresos y les dice “traigan todas las cámara que quieran y crezcan libremente”.
Hemos visto a cantantes quejarse del monopolio de las discográficas abusivas. Y aún así van contra quien les dice “Yo no les pagaré para que hablen bien de mi, creen en libertad lo que sientan y crezcan”.
Hemos visto a políticos quejarse de la corrupción de otros y van contra quien despide, sin dudas ni miramientos, a quien no hace su tarea de forma honesta.
Hemos visto a medios quejarse de ser censurados, perseguidos y ninguneados. Aún así, van contra el presidente que deja en evidencia a quienes no se comportan con honor en esa profesión. Les limpia el deshonor elevando la vara de la mediocridad.
Tienen un presidente que difunde las ideas y se las muestra al mundo entero desde su cuenta, y en lugar de demostrar prestigio, inteligencia y cultura eligen comportarse como mediocres bestias incultas.
No son opositores de Javier; son militantes de la oscuridad, aún a costa de poder beneficiarse de la luz.