Chusmerío mediático y la realidad de Argentina

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Ponele que sale un chusmerío mediático: “Milei se compró un par de medias”.
Todos los medios levantan la noticia y salen a criticarlo por comprarse medias. Un programa habla de que las medias tenían la cara de Mises, y otros dicen que una fuente cercana al gobierno les dijo que tenía la cara de Palermo.
Un puntero, hambreador de pobres, presenta una queja a la justicia diciendo que el presidente se robó las medias de un comedor. A las horas en las redes aparece un video mostrando que el puntero era el que traficaba con medias para sacar tajada, y la causa queda en nada.
Los diputados —que necesitan figurar de alguna forma en los medios— hablan de las medias del presidente y, en una sesión, debaten 45 minutos sobre las medias de los anteriores presidentes, argumentando que eran mejores (aunque los presidentes anteriores hubieran robado esas medias en lugar de comprarlas). Se pelean dos días porque quieren crear la comisión investigadora de la relación de las batatitas de mar con los soquetes. Obviamente, hay quien habla de los calzones de Onganía en el proceso.

Un par de días después, Milei va a una entrevista a contar que tuvo una gran reunión con un empresario de otro país que está dispuesto a crear una sede acá para dar trabajo a la gente, y el periodista le dice: “Pero usted se compró un par de medias con la cara de Gladys, la Bomba Tucumana, y la gente dice que debe echar a Caputo, ¿qué les dice?”.
Milei le responde: “Señor, jamás me compré tales medias; tengo las mismas desde hace tiempo, que me funcionan perfectas en el pie”.
Los medios levantan que Javier es un violento porque le dijo “señor” al periodista y hacen un programa entero contando las veces que Javier dijo “señor” para compararlas con la cantidad de veces que otros presidentes dijeron “señor”.
Fin de la opereta. Obviamente, nadie se disculpa, nadie se replantea, nadie nada.
Pasa un mes y hay sesión en el Senado, donde un senador dice: “Es increíble que el presidente gaste en medias con dibujos de pelotas de fútbol; debería usar ese dinero para la asociación de niños del norte”.

Más o menos en ese contexto, los argentinos que trabajamos honradamente (y no vivimos del Estado) elegimos apoyar a este presidente.

Digo, por si alguien se pensaba que ser colaborador ad honorem de Milei era fácil.

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