El Gobierno Inglés vía las embajadas británicas de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay invitaron a estudiantes universitarios de esos respectivos países a participar en un concurso. Tuvo lugar del 7 al 26 de agosto de 2024.
Llamaron al concurso: “Conociendo a mis vecinos de las Islas Falkland”.

Los requisitos del concurso fueron: ser mayor de 18 años, dominar a la perfección el inglés para comunicarse en las cuatro habilidades —escuchar, leer, hablar y escribir— y, no menos importante, “tener interés en las redes sociales y contar con perfiles activos en ellas, tales como X/Twitter, Facebook, Instagram, TikTok, etc.”

Para participar, tenías que enviar un video de un minuto en inglés respondiendo a la pregunta: “¿Por qué me gustaría conocer a mis vecinos de las Islas Falkland?”

¿Leíste bien? “Falkland”.
Mejor no pregunto cuántos argentinos se presentarían a un concurso que usase esa palabra. Me basta con saber que unos cuantos de mis lectores, por honor, no lo harían.

¿El premio? Consistía en viajar a las Islas Malvinas del 11 al 18 de enero de 2025.
Intuyo que ninguno de los que se presentó se cuestionó si estaba bien, éticamente, participar en algo así, mientras los familiares de nuestros caídos no pueden ni pisar las islas con la libertad de ir cuando lo necesitan.

Pero bueno…sigamos.
No vamos a pensar que algún ganador del concurso podría ser periodista no por casualidad. Ni que fue seleccionado por sus contactos periodísticos o ideológicos con la intención, luego, de operar más fácilmente el tema en los medios.
 Digo, pensar que se dio por ganador a alguien que les convenía pondría en duda la reputación de la embajada, las intenciones y la credibilidad del concurso, ni hablar de la integridad patriótica del periodismo, ¿no?

A veces me dan ganas de aplaudir a la agenda.

Es que, claro, en un mundo lleno de “mambitos ecológicos”, la agenda puede darse un festín con idiotas felices que no se dan cuenta de cómo los manipulan alegando causas nobles.

No se dan cuenta de lo antipatrias que pueden llegar a ser por un poco de fama y por desconocer los conflictos geopolíticos que implican las Islas Malvinas.
Gente con una ignorancia supina sobre nuestra historia, cuya falta de empatía, te juro, puede provocarte arcadas.

La agenda, utilizando medios argentinos e idiotas útiles, escribirá notas sobre las Islas Malvinas (no las llamarán “Falkland” por obvias razones… o al menos, eso espero). Algunos que escribirán, de hecho, son tan imbéciles y están tan preocupados ganar popularidad, que ni cuenta se dan de cómo son usados y manipulados.

La idea es simple: lograr que los argentinos pierdan interés en el reclamo geopolítico de las islas, alegando cuestiones ecológicas y superación de la historia.
 Quieren imponer que nuestro reclamo esté mal visto usando ideas como que ellos “cuidan la naturaleza”. Así, intentarán quedarse con nuestras islas que les importan -como dije- por cuestiones de geopolítica.

Obviamente, quien escriba intentará normalizar y minimizar el pago recibido, hablando de la gran oportunidad que tuvo de poder experimentar las islas cuando otros no pueden. Porque, claro, no pagó el gobierno inglés… “solo fue un casual e inocente premio de un concurso de estudiantes pagado por la embajada británica”.
Lo de pagarle a los ingleses unos cuantos billetes por caminar entre las trincheras donde murieron los nuestros tiene todo su encanto, ¿viste?

En fin.
Apelando al odio que despiertan los militares de nuestra época oscura, dirán que argentinos e isleños odiamos lo mismo y que eso “nos hermana”. No es casualidad que escriban eso.

Si lees que la gente de las islas es re, re, re buena, que hay paisajes muy bonitos y pingüinitos apretujables, sabé que te están manipulando la emoción con un fin geopolítico.


Y tené en cuenta que quien te escriba sobre los bellos paisajes y lo respetuosos que son los corteses isleños, puede que sepa de los abusos sexuales a niños en las islas, pero que de eso no te hable en sus notas “por cortesía” a la embajada.

Aun que ahora que lo dije, quizás lo menciona para sacudirse un poco su estúpida traición a la patria.

Potus te avisó.

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