📹Discurso del Presidente Javier Milei en la Bolsa de Comercio de Córdoba, en el nuevo auditorio “Juan Bautista Alberdi”.

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Podés ver el discurso completo del presidente aquí:

Palabras del Presidente de la Nación, Javier Milei, en la Fundación Federalismo y Libertad

Hola a todos. Voy a tratar de no desviarme del discurso. Ayer tenía uno de quince minutos, pero tardé una hora y media; lo voy a intentar. Quiero comenzar por agradecer a las autoridades, de la Cámara de Comercio, por habernos invitado a estar, aquí, hoy, con ustedes. Y deseo felicitarlos por el inmenso logro, que es estar inaugurando este edificio. Es un placer para mí ver crecer a esta organización pujante, protagonista de la vida económica argentina; es más es un placer escuchar el discurso de Manuel.

Este año ha sido un punto de inflexión, en nuestra historia, un período de transición, entre un siglo de miseria que llega a su fin, y un futuro próspero para nosotros y nuestros hijos que comienzan a nacer. Ha sido difícil para todos, pero – a la vez – muy necesario. Nuevamente les agradezco por haber confiado, en este Gobierno; a diferencia de los políticos a los que nos habíamos acostumbrado nosotros siempre sostuvimos que la única forma de salir era con un plan de gobierno – basado en verdades incómodas – y no en promesas vacías de prosperidad. No quiero detenerme demasiado en lo que ya expuse – hace unos días -, en Cadena Nacional, pero lo que nos propusimos, cuando comenzamos el mandato, fue un ajuste fiscal, de 15 puntos del PBI; aplicar un torniquete a la emisión monetaria para dejar de alimentar el monstruo inflacionario y una fuerte ancla cambiario para fortalecer el peso en el tiempo. Los expertos de siempre – esos que jamás cosecharon un logro propio y que son coleccionistas de fracasos – decían que era imposible. Sólo el equipo económico, liderado por “Toto” Caputo y yo, apostamos a este programa contra todos.

Decían que no se podía hacer un ajuste de 1 punto del PBI, en un año, y terminamos ajustando 5 puntos, en el Tesoro, y 10 puntos, en el Banco Central, haciendo el ajuste más grande de la historia. Para tener conciencia de lo que se logró – cuando ustedes miran la historia argentina, de los últimos 123 años – tuvimos déficit fiscal en 113, y en los diez que no tuvimos déficit fiscal – yo siempre hablo en la línea financiera- era porque estábamos en default y no pagábamos los intereses. Es decir, que – en rigor – nunca tuvimos equilibrio fiscal. Y cuando nosotros decíamos que íbamos a un programa de déficit cero, nos decían que era imposible; decían que era una locura creer que se podía ajustar más de 1 punto, por año. y, gracias al trabajo enorme de “Toto” Caputo y todo su equipo, alcanzamos el equilibrio fiscal, en el primer mes de gestión.

Entonces empezaron con que se trataba de licuadora, que había tijerita, que no había motosierra, pero – de hecho – el ajuste fue de 7 puntos del PBI; y dado que teníamos conciencia que el aumento de ahorro, que estábamos generando, no iba a tener contrapartida en inversión, sabíamos que – de inicio – íbamos a tener una caída en el nivel de actividad económica y que, además, mientras que estábamos sincerando la economía, obviamente que ese sinceramiento implicaba un salto en la pobreza. Entonces decidimos – desde Capital Humano – dar contención social a los más vulnerables; al tiempo que, también, en una acción conjunta entre la ministra Pettovello, la formidable y maravillosa ministra Patricia Bullrich y el querido Guillermo Ferraro – que en paz descanse – hicieron el trabajo fenomenal de no sólo dar contención a los más vulnerables, sino que esa acción nos permitió terminar con los gerentes de la pobreza y que se abusaban de aquellos que menos tienen.

Y dentro de las cosas que hicimos – en ese momento – bajamos la cantidad de ministerios a 9; eliminamos secretarías, subsecretarías; eliminamos determinadas oficinas estatales, oficinas que, por ejemplo, se utilizaban para perseguir a opositores ideológicos. Es decir, para perseguir a liberales concretamente – como eran el Ministerio de la Mujer o el INADI – donde cada vez que uno expresaba las ideas de la libertad, le cargaban una denuncia por discurso de odio. Es decir, para ellos odio es decir que dos más dos son cuatro. Y, en ese sentido, también eliminamos la obra pública, una fuente de corrupción gigante en la historia argentina; eliminamos también las transferencias discrecionales a provincias; eliminamos subsidios, no sólo que, además, eliminamos los subsidios, sino que, además, echamos empleados públicos; dimos de baja cientos de miles de contratos y todavía hay caraduras que dicen que esto era mucha licuadora y tijerita, que el ajuste lo pagó la gente y no la casta. Es más, cierto caradura, días atrás, dijo que el ajuste lo habían pagado los jubilados.

Hay que ser mentiroso e inmoral y sinvergüenza para decir algo así, porque el gasto público cayó 30%, en términos reales, mientras que la cuenta de jubilaciones, en términos reales, está por encima de lo que estaba, en el mes de noviembre, cuando nosotros nos encontramos con las cuentas, cuando asumimos en diciembre. Por lo tanto, no lo pagaron los jubilados el ajuste, sino que lo pagó el choreo de la política. Pero no era el único mecanismo por los cuales generábamos emisión monetaria, pues teníamos factores de creación endógeno que derivaba de los pasivos remunerados, del Banco Central. Hay un pequeño detalle, no sé si lo contó Guido, pero – cuando estábamos cerca de asumir – los pasivos remunerados que estaban en un promedio de 90 días; el gobierno anterior antes de salir los pasó a un día y eso implicaba que – en una situación de conmoción macroeconómica – podíamos quintuplicar la base monetaria, en un solo día, apenas.

No sólo eso, sino que, además, teníamos vencimientos de deuda – en pesos – por el equivalente a 90 mil millones de dólares, y – ni que hablar – de los problemas que teníamos, en términos de las SIRA, que eran cerca de 43.000 millones de dólares, y dividendos pesados que hacían una cuenta total por el equivalente de 60.000 millones de dólares; reservas internacionales netas negativas, en 12 mil millones de dólares y una brecha que – en su peor momento – estaba en el 200%. Y ahí hay un elemento muy interesante porque – a contramano de lo que cree la gran parte de la profesión, a contramano de lo que pedía el Fondo Monetario Internacional – decían que nosotros teníamos que subir la tasa de interés. Esto es una discusión más del plano académico que del plano de contar en una charla así, pero me parece que vale la pena que hagamos un pequeño esfuerzo. Desde nuestro punto de vista, está mal que los Bancos Centrales controlen la tasa de interés. Desde nuestro punto de vista, la tasa de interés es un mecanismo de coordinación intertemporal, que permite trasladar en el tiempo, ya sea el consumo, el ahorro – que es el consumo presente – y la inversión.

Y que en realidad la tasa de interés existe porque existe el tiempo; no porque existe el dinero. En ese sentido, desde nuestro punto de vista, el control de la tasa de interés es una aberración teórica, emanada de una calamidad teórica, que se publicó, en 1936, que se llama: “Teoría general de la ocupación el interés y el dinero”, de uno de los seres más nefastos que tuvo la economía, que es el señor John Maynard Keynes, quien escribió una obra – a beneplácito de políticos mesiánicos, corruptos, ladrones – donde si las cosas salían bien era gracias a los políticos y se salía mal era culpa de todo lo demás, menos de los políticos. Esa concepción le ha hecho mucho daño al debate. Los economistas estuvimos – durante 37 años – discutiendo estupideces hasta que llegó la validación del trabajo empírico, de Robert Lucas Junior, de su papers del 72, validado en el 73. Dicho esto, nosotros fuimos para controlar la cantidad de dinero, porque, en nuestra perspectiva, la inflación no es la suba generalizada de los precios, sino que en nuestra perspectiva la inflación es la pérdida del poder adquisitivo del dinero.

Fíjense que, si yo tomo la primera definición, la inflación se combate con controles de precios; si la definición es la segunda, se combate con política monetaria. En la primera, la culpa es de los empresarios, de los consumidores, de los sindicalistas; en la otra, la culpa es de los políticos o de los políticos que avasallan, al Banco Central. Esto no es un tema menor, y nosotros hicimos esa apuesta. Empezamos a luchar contra el déficit cuasifiscal, que eran 10 puntos del PBI – y conforme íbamos confirmando el equilibrio fiscal y la caída del Riesgo País – en una tarea titánica, que llevaron en conjunto el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y nuestro enorme secretario de Finanzas, que es el doctor Pablo Quirno, quienes empezaron con la tarea, que parecía imposible, que era limpiar el balance, del Banco Central. Y eso se hizo todo a mercado. Es decir, no hubo expropiaciones, no hubo Plan Bonex. Y, en 6 meses, lograron limpiar la hoja del balance, del Banco Central; terminar con los mecanismos de creación endógena de dinero, y no sólo eso, sino que derrumbar las expectativas de inflación, al eliminarse factores de creación de dinero.

Por lo tanto, transcurridos los 6 primeros meses del Gobierno, se hizo un ajuste fiscal por el equivalente de 15 puntos del PBI. Es decir, el ajuste más grande de la historia de la humanidad. Naturalmente, que – en ese contexto – nos decían: “bueno, pero están matando la inflación”, cosa que es cierto. Voy a hacer una ligera digresión y voy a tener una pequeña discrepancia, con Manuel, en términos de inflación, pero es que vamos a estar diciendo lo mismo, pero de manera distinta, que da una perspectiva diferente. Nosotros creemos que la inflación mayorista es la que antecede a la minorista y, por ende, el foco había que ponerlo en la inflación mayorista, y – de hecho – lo seguimos haciendo hoy. La inflación mayorista – en el mes de diciembre – había trepado al 54%. Eso, en términos anuales, significa 17.000%; eso es lo que teníamos. Y la realidad es que para que ese índice pudiera hacerse efectivo, ustedes tenían que tener elementos de convalidación monetaria, vaya que lo teníamos, con el problema del sobrante monetario que era el doble del que teníamos, en el Rodrigazo, con lo cual implicaba que la tasa de inflación se podía multiplicar, entre 12 y 15 veces, si la demanda de dinero iba a su nivel de demanda nocional, lo cual también sabemos que eso no es cierto porque se suele desplomar muy por debajo de la nocional.

No sólo eso, sino que, además, teníamos el problema de la posibilidad de quintuplicar la base monetaria, en un día, y teníamos también el problema de los vencimientos de deuda, por 90 mil millones de dólares, expresado en pesos. Por lo tanto, estaban todos los fundamentos dado para convalidar semejante tasa inflación y he visto algunos profesionales – verdaderamente de calidad lamentable -, cuando vieron cambiar el tipo de cambio hacer una anualización de una de la variación del tipo de cambio para mostrar que esta forma de encarar el problema inflacionario era incorrecto. Parece que no saben diferenciar entre un índice y el precio de un activo financiero. Ustedes que están en la Bolsa saben cuál es la diferencia. Ustedes saben que los activos financieros tienen algo, que se llama “volatilidad”. De hecho, cuando compran opciones o venden opciones la “volatilidad”, de hecho, tiene valor. Pero son algunos de los expertos monetarios argentina, que parece que el mercado financiero sabe muy poco y por eso nunca entendieron lo qué estaba haciendo Bausili, Quirno y, sobre todas las cosas, Caputo.

Pero, hoy, el último dato que tenemos de inflación mayorista fue del 1,4%, es el equivalente a una inflación anual del 18%. Es decir, pasamos del 17.000 al 18. Pero ustedes me pueden decir: “bueno, 1,4% mensual es un montón”. Y yo estoy de acuerdo con eso, yo estoy de acuerdo con eso. Lo que pasa es que – como parte de nuestro programa económico – nosotros tenemos lo que se llama una inflación inducida, que es el crawling peg, más la inflación internacional. Es decir, nosotros la inducimos por los problemas que heredamos, en el mercado de cambio, sobre todo en términos de stocks, motivo por el cual todavía no podemos abrir el cepo. En ese sentido, nosotros tenemos una inflación inducida – por mes – de cerca del 2,5%. Es decir, que si ustedes miran – en dólares – mayoristas lleva dos meses con el equivalente a una deflación en dólares del 1% mensual. Es decir, Argentina, en dólares, tiene una deflación anualizada del 13%. Es decir, Argentina está generando deflación, si uno saca la inducida. Ustedes me pueden decir: “bueno, pero a mí no me importa porque me importa la inflación al consumidor”. Ok, 2,4%, les diría que está en línea con la tasa de inflación inducida. Pero cuando ustedes separan la inflación, entre lo que es bienes y servicios, servicios crece al 4,4%, muy impactada, por lo que tiene que ver con las recomposiciones de tarifas; mientras que bienes lo viene haciendo al 1,6%. Es decir que, si lo tomo, en términos de bienes, tengo deflación de, también, casi del 1%. Si lo tomo, en términos de alimentos, que es 0,9%, tengo deflación por el equivalente de 1,5%. Y si lo tomo, en términos de canasta básica alimentaria o canasta básica total, que vienen en torno al 1,5%, tengo deflación por un punto.
Es decir, que Argentina hoy tiene deflación en dólares y, por ende, los números que ustedes miran están distorsionados, en algún sentido, por la inflación inducida.

Todo esto hace que tengamos el mejor programa de estabilización de la historia porque si bien, de inicio, los números de la convertibilidad, el mejor programa de estabilización de la historia hasta que llegó el nuestro, nosotros trabajamos más lento, pero – hoy – es mucho más potente el resultado, en términos de deflación en dólares. Eso además se dio en una situación en la cual nosotros no tuvimos la hiperinflación previa que licuara los saldos reales, que hace que sea muy fácil estabilizar después; tampoco expropiamos, como fue el plan Bonex; tampoco tuvimos acuerdos de precios, durante la primera etapa transicional. Además, a diferencia de todos los programas argentinos que – primero – hacían el ajuste de tarifas para – después – mostrar cómo logro la baja de la inflación hacia la recomposición de precios relativos la hacían antes. Nosotros la hicimos y la estamos haciendo, durante el programa. De hecho, cuando recibimos nosotros el Gobierno solamente se cubría el 10% del precio y – hoy – estamos cerca del 90.

Y, además, nosotros no fijamos el tipo de cambio, entonces uno tiene que hacer esa corrección. Por lo tanto, en ese sentido, nuestro programa de estabilización es muchísimo más exitoso que el programa de la convertibilidad. Y – como también mencionaba Manuel – digo, si otros hicieron otras referencias y lo digo con el respeto y la admiración que tengo por Guido, que fue un verdadero valiente, que se puso a cargo, del Banco Central, en un momento muy complicado, y que gracias al trabajo que hizo Guido fijando la cantidad de dinero, con los rezagos de la política monetaria, después, el kirchnerismo – en la primera etapa – veía desacelerar la inflación. Y es interesante porque después ellos empezaron a emitir y decían: “miren, ustedes monetaristas, no entienden nada porque estamos emitiendo y la inflación baja”. Vayan y vean, porque hacían y decían eso, así que, encima, te robaron los logros, Guido. Entonces, como solo pude escuchar la presentación de Manuel, por eso hago estas aclaraciones, pero igual, gracias, Guido, por tu valentía en ese momento.

Y – como también mencionaba, Manuel – hoy se cumple 1 año, del Decreto 70/2023 y que – junto a la Ley Bases – representa una reforma estructural 8 veces más grande, que la reforma que hizo Menem, que había sido la más grande de la historia argentina. Por lo tanto, es por eso que, además, hemos escalado 70 puestos, en el ranking de libertad económica, y vaya que lo hacemos también, todos los días, con la enorme tarea de Federico Sturzenegger desregulando cuánta cosa se encuentra en el medio. Y es por eso que nosotros no tenemos ningún tipo de pudor de decir que estamos haciendo el mejor gobierno de la historia argentina.

Y, mientras que hacíamos esto, decían que nos iban a incendiar el país y, sin embargo, logramos pacificar la calle, no cediendo jamás ante los intentos extorsivos, de los agitadores profesionales. Esto, también, es muy importante señalar: cuando nosotros asumimos había cerca, de 8000 piquetes, por año, y decían que era imposible terminar con los piquetes. Nosotros terminamos con los piquetes, de la mano del trabajo enorme de la doctora Bullrich, Sandra Pettovello y, en aquel momento, Guillermo Ferraro, los terminamos, desde el primer día. Y eso que parecía imposible, nosotros lo hemos hecho posible. Y no sólo – en materia de piquetes – el Gobierno anterior decía que había perdido la lucha contra el narcotráfico y que Rosario estaba perdida, y la doctora Bullrich diseñó el “Plan Bandera” y bajó 70% los homicidios, en Rosario.

En definitiva, una gran cantidad de logros obtenidos – contra todos los pronósticos – que demuestran que la historia puede cambiarse. Es más, nosotros no creemos que la política es el arte de lo posible; nosotros creemos que la política es hacer posible lo que todos decían que era imposible, y lo único que estamos haciendo no es inventar nada, sino que lo que estamos haciendo es aplicar los manuales y las recetas de la libertad. Ideas que – cuando las pusimos en marcha, a partir de 1860 – en 35 años nos convirtió en la primera potencia mundial. Si lo pudieron hacer, en el siglo XIX, ¿por qué no lo vamos a poder hacer nosotros?

En definitiva, no hay ninguna razón para vivir en la pobreza, ni para resignarse ante el mal, sólo hace falta tener las ideas claras y la convicción necesaria para llevarlo a cabo. Es decir, ocurre que el programa funcionó – tal como nos lo propusimos – incluso, y esto dio lo hemos dicho, esto ha superado nuestras propias expectativas; queremos aclarar porque la realidad es que creíamos que, por ejemplo, el efecto recesivo iba a ser más largo y, a pesar de los tiempos que se tardó en que salga la Ley Bases, aun así, nosotros tocamos fondo – entre marzo y abril – y a partir de ahí la economía empezó a expandirse, a un ritmo del 10%, o si toman el último trimestre, se expandió a un ritmo del 3,9%, que anualizado implica, cerca de 16%. Dijeron que la inflación bajaba porque se estaba derrumbando el consumo, que se viene moviendo un ritmo del 20%. Dijeron que no íbamos a tener nada de inversión y viene creciendo un ritmo del 50. En definitiva, los números son mucho mejores de los que esperábamos. El dato de desempleo – el más reciente – dio 6,9%, habiéndose creado 145.000 nuevos puestos de trabajo. El salario real le viene ganando, desde hace 6, 7 meses sin parar, a la inflación. El salario en dólares, promedio, pasó de $300 a $1100; y – en el medio – logramos algo que parecía imposible y es que estamos haciendo caer la pobreza, en cerca de 20 puntos.

Y la indigencia pasó de niveles de más del 20%, a niveles entre el 8% y el 9%. Es decir, en los últimos meses, además, sacamos de la pobreza a 8 millones de argentinos. Y vaya que estamos logrando cosas con las ideas de la libertad. Pero vale aclarar que no estábamos experimentando, con la vida de los argentinos; no estábamos improvisando. Es más, acá lo voy a aclarar de vuelta: hay un imbécil muy pedante, muy jactancioso, en un programa televisivo, que sale una vez por semana, que se arroga saber mucho de economía, de política y pifió todo, que dice que nosotros no teníamos plan, que improvisamos. Si lo planteó sinceramente y – como diría el profe de Pablo – lo voy a decir en latín: con el quilombo que teníamos enfrente, si no teníamos un programa económico, volábamos por los aires. Es decir, porque esto lo empezamos a hacer, desde el día uno. Y es muy interesante porque, hace dos días, un economista liberal – que se llama Iván Carrino – encontró un libro que – junto a unos colegas publiqué, en el año 2014 – y donde estaba todo el detalle del programa económico y como Argentina tiene estas cosas de que le costaba evolucionar, los problemas eran los mismos. Entonces, está ahí toda la descripción del programa económico. Es decir que hacía bastantes años que ya tenía el programa económico en mi cabeza. Y, además, lo dije durante toda la campaña. Por eso es que – a veces – me resulta raro algunas cosas. Pero bueno, será que odia y envidia mi cabellera, el señor en cuestión; así lo identifican al mentiroso, farsante, operador.

Por lo tanto, nosotros no estábamos improvisando, sabíamos lo que estábamos haciendo. Y eso de improvisar, la verdad, que nosotros se lo dejamos a los chamanes de la economía, cuyos métodos creativos de jugar con el dinero ajeno hemos padecido por demasiado tiempo; de hecho, – ahí señalaba muy bien, Manuel – de los riesgos del populismo, justamente; gente que ha hecho un arte de violar la restricción de presupuesto y esto también acá hay a veces…, hay hechos fortuitos, yo recuerdo que estaba, en el programa del queridísimo “Ale” Fantino, y en un momento, me dice: “no, bueno, pero te van a pedir para esto, te van a pedir para esto”; y yo le dije: “Ale, no se lo puedo dar; no, bueno, pero…, es que no hay plata, no hay plata, no te puedo dar lo que no tengo porque no hay plata”.

Esta frase que parece una cosa tan obvia, en Argentina, era lo que no era obvio porque – durante 123 años – tuvimos siempre déficit fiscal en rigor. Y fue increíble lo que generó eso porque permitió que los argentinos internalizaran algo, que se llama restricción de presupuesto. Algo tan básico como la restricción de Presupuesto. No solo que aparecieron remeras por todo el mundo que decían: “no hay plata”, todo tipo de souvenir, que decían: “no hay plata”. De hecho, “Toto” Caputo, en su oficina, a los que lo van a visitar, tiene una bolsa de caramelos que son “no hay plata”. Es decir, acá la caja se cuida. Y, en ese sentido, fue un impacto impresionante porque hasta había canciones con: “no hay plata”. Es decir, entonces vean cómo un hecho fortuito – ante la pregunta de un periodista honesto y bienintencionado – cómo de repente aparecen soluciones que nos ordenaban a todos. Es más, los padres salían, iban y los chicos le pedían cosas, entonces “a vos te gusta Milei, no hay plata”. O sea, se convirtió en un mecanismo verdaderamente increíble porque – en el fondo – es respetar la restricción presupuestaria, y nosotros, simplemente, hicimos lo que funciona, lo que ha sacado a millones de personas de la pobreza, a lo largo del tiempo y en el mundo, es decir, aplicando las ideas de la libertad. No por nada aquellos países, que son más libres, son 12 veces más ricos, en términos de PBI per cápita que los reprimidos; tienen 25 veces menos de pobres en el formato estándar y 50 veces en el formato extremo. Así es que no veo dónde está la disyuntiva entre abrazar o no las ideas de la libertad, si es un negocio fenomenal.

Nosotros con las reformas que hicimos, les dije, avanzamos 70 puestos, pero es nuestro compromiso que – el día que deje el poder – Argentina va a ser el país más libre del mundo, no tengan dudas. Por lo tanto, el saldo – al día de hoy – es un país con superávit fiscal y comercial; en un proceso vertical de recuperación económica que tiene todo para seguir creciendo. Ya se están dando las señales de que la economía está despegando a ritmo vertiginoso, – como decía antes – de una inflación del 54%, en diciembre del 23, pasamos a una inflación del 1,4%, en noviembre, de este año; la más baja en 4 años, y si analizamos el sector de alimentos, que tiene una alta incidencia en la canasta básica, pasamos de una inflación del 29,7, en diciembre del 23, a una del 0,9%, el mes pasado; es decir, la que tiene implicancia directa sobre los pobres y los indigentes bajó 30 veces. La brecha cambiaria pasó de – alrededor – de 200%, es decir, una relación 3 a 1, cuando asumimos, a estar prácticamente extinguida. Ya están casi dadas las condiciones para bajar el crawling peg, al 1%; y estamos negociando un acuerdo, con el Fondo, para el primer cuatrimestre del 2024 y así poder cumplir con las condiciones necesarias para salir – de una vez por todas – del cepo

Como decía, tenemos superávit fiscal, comercial y energético, y el Riesgo País, que – cuando nosotros ganamos – estaba en los 3000 puntos básicos, cuando asumimos ya había gente que la estaba empezando a ver porque estaba en 1900 y – ayer nomás – se ubicó por debajo de los 670 puntos básicos. Lo cual tiene implicancias enormes, en términos de tasa de interés, y ello implica una fuerte reducción del costo del capital. Eso permite acumular capital, que suba el stock de capital per cápita, que se genere crecimiento económico y que ese crecimiento económico se traduce o tiene como correlato un aumento de la productividad, que implica un aumento genuino de los salarios y que es el camino sincero, el camino más lento, pero que sí llega a buen puerto, para terminar de una vez por todas con la pobreza. Y, por lo tanto – en este mismo concepto – las acciones argentinas no paran de subir. En Wall Street ya superaron un market cap total, a los 200 mil millones de dólares, y – muchas de ellas – hasta cuadruplicaron su valor desde que ganamos las elecciones. Es más, gracias a este proceso también saneamos las cuentas de la ANSES, que heredamos, porque no solo ANSES estaba quebrado, dado que su fondo de garantía de sustentabilidad se revalúo, en 30 mil millones de dólares. Estos son los beneficios de hacer el ajuste, sin violar contratos. Es decir, el sólo hecho de poner las cuentas fiscales en orden y bajar el Riesgo País hizo que – por un mecanismo de mercado – capitalizáramos, en 30.000 millones de dólares el ANSES, sin poner un solo peso. Parece magia, pero es la economía de mercado.

Es más, es muy interesante porque siempre se habla de endeudamiento y el accionar conjunto – entre el Tesoro y el Banco Central – permitió reducir la deuda de manera inédita, en Argentina, en 30.000 millones de dólares. Ahí también quiero hacer una aclaración porque todos entendemos el valor de la independencia, del Banco Central, el problema es qué hacemos, cuando el Tesoro violó la independencia, del Banco Central. Es decir, muchos solamente miran equilibrio de flujos y – en realidad – en la vida real usted tiene que mirar flujos y stocks. Y los stocks fueron pulverizados, por el Tesoro; de hecho, nosotros cuando asumimos; de hecho, sigue siendo el máximo acreedor del Tesoro Nacional, es el Banco Central, con deuda cerca de 120.000 millones de dólares, de hecho, tuvimos que hacer un reitof, único en la historia, para que vean lo demencial del kirchnerismo, por 45.000 millones de dólares. Es decir, tuvimos que hacer un reitof, en el balance el Banco Central, por 45.000 millones de dólares. Es decir, eso para que vean la tarea enorme de Bausili, también, porque ustedes no pueden tener estabilidad monetaria si no sanean el balance, del Banco Central; y lo voy a hacer con un ejemplo así de paso, también lo voy a decir, pues le contesto al pelotudo de Hans-Hermann Hoppe.

Lo digo porque como se dedicó a dar, una conferencia criticándome, sin saber los números, de Argentina, que se banque el vuelto. Por ejemplo, dice: “no, no, la reforma más fácil era cerrar, el Banco Central”. Decir eso es un disparate porque, básicamente, en el Banco Central, ya sean, en los pasivos remunerados que había en ese momento y la base monetaria, justamente son pasivos para el Banco Central. ¿Qué pasa…? Digo, hago así la pregunta: ¿cuánto vale hoy la deuda de Enron? ¡Vamos, estamos en la Bolsa! Cero. Bueno, si yo hubiera cerrado el Banco Central, ¿cuánto valdría sin recomponer el balance, del Banco Central, ¿cuánto valdría la deuda? Cero. Es decir, los saldos reales se tendrían que hacer cero. Y hay dos formas de hacer cero los saldos reales. Una es porque yo rescato la deuda o rescato esos pasivos monetarios, y entonces tengo el cero. La otra es… si yo no rescato los pasivos monetarios, ¿cómo hago para que sean cero? Quiere decir que los precios tienen que subir hasta cuánto, hasta infinito. Es decir, si yo no arreglaba el balance, del Banco Central, me voy a una hiperinflación. La mejor carta para los que quieran – en términos matemático- se llama condición de transversalidad, usted hace un ejercicio de optimización dinámica, cualquier modelo, a la Ramsey, con dinero, el que ustedes quieran, la condición de transversalidad dice que en el límite con T tendiendo infinito, los saldos reales son cero. Entonces, ¿qué quiere decir eso? Que si ustedes no rescatan la deuda, se van a una hiper.

Este imbécil, proponía cerrarlo sin rescate, con lo cual hubiéramos generado una hiperinflación; ahí el peronismo, el kirchnerismo, hubiera sacado sus juguetes a la calle, porque le hubiéramos cumplido esa profecía de ser libertarados, en lugar de ser liberales libertarios. Y en ese contexto, volvía el kirchnerismo y encima con todo el incendio hubiéramos aniquilado las ideas de la libertad. Por eso el problema de los stocks es importante; sanear el balance, del Banco Central, es importante, ¿por qué? porque en la medida que yo voy saneando el balance del Banco Central y quiere decir que puedo rescatar ese pasivo; eso significa que la inflación de largo plazo; en realidad significa que el nivel de precio de largo plazo es más bajo y – por ende – si yo uno el nivel de precio de hoy con ese de largo plazo, la pendiente da la inflación y por ende es cada vez más bajo. Si yo estoy acá y esto estaba acá, cada vez que lo voy bajando, porque voy recomponiendo, la pendiente es cada vez menor. O sea, que la tasa inflación es menor; es una forma de bajar la inflación no sólo considerando los flujos, sino también considerando los stocks porque sí, el balance – del Banco Central – es una cuestión de stocks.

Me pareció que valía la pena hacer la mención. Y, además, nosotros dijimos que, de hecho, creo que fue esta semana, ya, me cuesta, porque estuvo bastante intensa, como todas, pero esta estuvo un poquito peor porque llevo durmiendo cuatro horas por día, así que está un poquito más intensa. Me dieron el Premio Ronald Reagan, que tiene que ver por haber cumplido mi compromiso, con los contribuyentes. Yo no le digo contribuyentes, yo le digo pagadores de impuestos, pero el premio hace referencia a los contribuyentes. El compromiso que yo tomé – al momento de las elecciones para diputados nacionales – me comprometí a no subir ni a crear impuestos y trabajar en lo posible para eliminar impuestos. Nosotros acabamos de hacer una gran baja de impuestos, que es haber erradicado el señoriaje, es decir, la emisión para financiar al fisco. De hecho, el Gobierno anterior había emitido 13 puntos, del PBI. Así que había crecido a 15 el déficit, o sea que le devolvimos a los argentinos, en los primeros seis meses, el equivalente de 15 puntos del PBI. Y dijimos que- por una cuestión de caja, – de manera transitoria, íbamos a subir el Impuesto País, pero que después íbamos a eliminar esa suba transitoria y que después, además, lo íbamos a eliminar completamente. Y a diferencia de todos los casos de los impuestos transitorios, ya desde la década del 30, con el impuesto a la renta o el propio IVA que – transitoriamente – lo llevaban a 21 o impuestos a los débitos y créditos bancarios, que – supuestamente – eran todos transitorios, todos terminaron siendo permanentes.

Y nosotros, en el mes de septiembre, bajamos el Impuesto País, al nivel que estaba de origen, y – si no me equivoco – a partir del lunes, queda eliminado el Impuesto País. Es decir, es la primera vez, en la historia, que un gobierno cumple – justamente – con eliminar un impuesto. Aparte eliminamos otros. Tengo más buenas noticias, y es que la baja de impuestos continuará, como es nuestro compromiso irrevocable, de devolver el superávit en forma de alivio al pagador de impuestos, porque menos impuestos es más competitividad y (Salta audio)…para todos.

Nosotros – cuando presentamos el nuevo presupuesto – cambiamos la forma de presentar los presupuestos en Argentina y armamos lo que se llama: el déficit cero; y señalamos que cuando los ingresos por impuestos suben y generan superávit lo que nosotros estamos proponiendo es que: si el aumento es transitorio lo acumulamos, o sea, generamos una reserva; mientras que, si es permanente, vamos a bajar los impuestos.

De hecho, estamos pensando en una reforma tributaria, donde los impuestos nacionales no sean más que 6 impuestos. Y eso, también, es otro compromiso y que va a depender de que la economía empiece a crecer. Y la pregunta es si la economía puede crecer. Miren, la verdad que sí, hace unos días, tuve el privilegio de estar hablando con muchos economistas y uno de ellos con los que hablé fue con Juan Pablo Nicolini, que – recientemente hizo un estudio – que muestra cuál es el potencial de crecimiento de la Argentina, dado el equilibrio fiscal. Él muestra en ese trabajo, acorde a la calibración de un modelo, de Robert Lucas Jr. que Argentina podría crecer al 4,5% per cápita, de manera sistemática. Y lo interesante es que cuando hablé con él me dice: “no, esto es solamente de equilibrio fiscal”. Es decir, si uno considera que el equilibrio fiscal, nosotros lo hicimos achicando el Estado y, además, somos una máquina de meter reformas estructurales promercado, 4,5% de largo, durante un período importante de tiempo, hoy es un piso. Y esa es la mejor garantía de que vamos a sacar gente de la pobreza, de una manera verdaderamente estremecedora.

Así es que también, ese crecimiento nosotros lo vamos a acompañar con un Estado cada vez más pequeño. Y – cuando hablo de la prosperidad para todos – también me refiero a los sectores más vulnerables porque ustedes no pueden descuidar a las víctimas del sistema populista, que son los vulnerables. Y en ese sentido, hoy, con la AUH y la Tarjeta Alimentar se puede cubrir el 100% de la canasta básica alimentaria. Mientras que – cuando asumimos – solamente cubría el 54%; es decir, aquellos que se llenaban la boca hablando de los pobres, lo único que hacían era multiplicarlos. Nosotros que somos los insensibles, somos lo que le dimos cobertura total y, además, le quitamos a los gerentes de la pobreza. Es decir, no sólo que – hoy – pueden comer todos, sino que, además, le sacamos a aquellos que los extorsionaban, vaya si las cosas cambiaron.

Naturalmente, los salarios reales llevan 6 meses ganándole a la inflación, y cuanto más baja sea la inflación, más van a crecer los salarios, como también las jubilaciones. La pobreza que heredamos, en torno al 54%, en el primer trimestre, las últimas estimaciones – tanto de la Universidad de La Plata como las que hizo Di Tella – está en torno al 38%, en el tercer trimestre. Con lo cual, la indigencia bajó de un 20% a 8,6%. Y quiero detenerme un segundo en este punto porque creo que merece ser recalcado: heredamos un país, con alrededor de 57% de pobres, y – habiendo hecho el ajuste fiscal más grande de la historia,- al cabo de este tiempo de gobierno bajó casi 20 puntos. Por eso tuve el privilegio de tener la posibilidad de recibir la visita, de Thomas Sargent, porque no sólo logramos bajar la inflación; hoy el nivel de actividad está por encima del nivel que heredamos; la tasa de desempleo bajó; los salarios y las jubilaciones, en términos reales crecieron y, además, estamos exterminando la pobreza. Todas cosas que la política decía que era imposible, que muchos creían, además, que era imposible. Y nosotros lo que estamos haciendo es que sea posible. Es decir, estamos construyendo el milagro económico argentino, y es por eso que también les pido que nos sigan acompañando y confiando porque – esta institución – fue de las pocas que confió en mí y eso también quiero darles las gracias.

En definitiva, estos son tan solo algunos de los logros de este Gobierno y apenas la punta del iceberg de lo que nos espera en el futuro si continuamos este rumbo; porque el crecimiento sostenido en el tiempo llegó para quedarse. Es más, lo voy a poner de manera más fundamentalista: nosotros, dentro desde nuestra perspectiva liberal, creemos que, el Banco Central, es una institución que solamente puede hacer daño y por eso es que creemos, en el sistema de competencia monedas; creemos que debería ser eliminado, la historia argentina me avala, porque miremos – de 1935 para acá – la historia me avala. Además, no lo voy a negar, yo – filosóficamente – soy anarcocapitalista. Por lo tanto, creo que el Estado es una organización criminal, que vive de una fuente coactiva de ingresos llamado impuestos y, por lo tanto, cuanto más chico sea el Estado mayor libertad y todos vamos a estar mucho mejor; o sea, con lo cual eso sigue intacto, nada más que estoy en un mundo que tengo restricciones.

Pero, yo les hago una pregunta o un desafío: les propongo que encuentren una situación, de un gobierno – en un entorno democrático – que entra a un año electoral proponiendo déficit cero, es decir, sin políticas fiscales expansiva y emisión cero, o sea, sin política monetaria expansiva. Nosotros somos el primer gobierno de la historia de la humanidad, en democracia, que hace eso porque nosotros creemos que la política no está para joderle la vida a la gente y que lo mejor que puede hacer, el Estado, es correrse del medio y dejar que el sector privado se exprese libremente.

Por otra parte, volviendo al tema del crecimiento, también tenemos que explicar de dónde creemos que sale este crecimiento, y ahí, a grandes rasgos hay dos motivos principales. Uno es coyuntural y el otro es estructural. Lo coyuntural tiene que ver con una recuperación cíclica, de nuestra economía, impulsada por la recomposición de salarios y jubilaciones, gracias a la destrucción de inflación como ya expliqué antes. Y también hay otro efecto, que es la recomposición de stock de las empresas, luego de un brutal sobre-estoqueo para protegerse de la inflación, el año pasado, y una posterior liquidación de inventarios, durante el primer semestre de este año. Todo esto también explica el formidable crecimiento en nuestra economía, durante los últimos dos trimestres. Es decir, la economía empezó a recuperar, a partir de abril. El otro motivo – el estructural – tiene que ver con todo lo que estamos haciendo como Gobierno. El ahorro de 15 puntos, del PBI, que antes dilapidaba la política y – este año – ha sido devuelto al sector privado, ya se está traduciendo en mayores inversiones y mayor consumo. Vean que, cuando nosotros asumimos, se hablaba de la hiperinflación; hoy hablamos de los créditos hipotecarios, a 30 años; me parece que hay un pequeño cambio.

Otra parte, eso en el fondo, si ustedes aumentan el ahorro, porque se corrió el fisco o lo consumen o lo invierten, por lo tanto, vamos a estar – sin duda – mucho mejor. Es más, le voy a decir algo, si fuéramos al extremo más obsceno de todo que lo consumimos, el hecho de que consumamos nuestro dinero lo que a nosotros se nos da la gana y no que lo gaste el político que no sabe cuáles son nuestras preferencias, ya con eso tenemos una ganancia de bienestar; imagínense si, además, con la forma de ahorrar intensa que tenemos los argentinos, porque ustedes cuando miran la tasa de ahorro, de Argentina, tendría que descomponer entre la del sector público y la del sector privado; cuando vean el ingreso disponible que le queda al sector privado y el ahorro que tenemos en la economía, en especial del sector privado, van a ver que los argentinos ahorramos mucho. Por lo tanto, tenemos un potencial enorme para invertir y consecuentemente para crecer fuertemente. Ahora, para que ustedes puedan invertir también los tiene que acompañar, ¿qué? la tasa de interés. Entonces tenemos bases de crecimiento; tenemos bases de un mayor ahorro, ¿y ahora qué necesitamos, por ejemplo? Menores tasa de interés. Bueno, la baja del Riesgo País y, en consecuencia, de la tasa interés esto abarata el costo intrínseco, de la acumulación de capital. Por lo tanto, esto produce un aumento directo de la inversión y esto también lo estamos viendo, no por nada tenemos el boom de créditos hipotecarios más grande, que haya visto, este país. Es más, tenemos el tema del RIGI, que ya tenemos solicitudes por el equivalente de casi 12 mil millones de dólares y – como dicen algunos imbéciles – como me gusta irme de viaje a pasear, pero – del último viaje – me traje casi 3.000 palos verdes de inversiones, que es la inversión, de Río Tinto, por 2500 millones de dólares, y la de Stellantis, que la van a aplicar acá, por cerca de 400 millones de dólares, para los motores de las RAM.

Igual, dados estos resultados, no se entusiasmen con que viaje mucho porque cada vez que me voy siempre alguno me hace alguna… sin comentarios. También tenemos la cuestión monetaria, la convergencia del tipo de cambio paralelo al oficial, hecho completamente inédito en la historia, dado que siempre ocurre al revés. Nos acerca, día a día, a una salida definitiva del cepo, una abominación que nunca debió existir, en primer lugar, y nosotros vamos a hacer desaparecer para siempre, el año que viene. O sea, esto también es increíble, yo me acuerdo que estábamos viajando con “Toto”, a lo que iba a ser mi exposición, en Sun Valley, y si no me equivoco íbamos con “Toto” e íbamos con Demian. Ah, les aviso que, hoy, cuando salgo de acá, me voy a grabar los anuncios que vamos a hacer, en materia nuclear. Literalmente, se van a caer de culo.

Me acuerdo que estábamos en una situación muy complicada, en el mercado monetario, pues estábamos recibiendo un ataque especulativo: el precio del dólar había tocado los 1.500 pesos; decían que iba a subir a 2.000, la semana siguiente y, así sucesivamente. Entonces nosotros, que estábamos – en la fase de la política monetaria de exceso de oferta cero – decidimos ir a exceso, perdón, de emisión cero; exceso de oferta cero era porque emitíamos contra dólares, nada más. Pero cuando ustedes tienen cepo, esa venta de dólares no significa que ustedes estén comprando pesos porque quieren hacer transacciones, sino porque estaban obligados a liquidarlos. Por lo tanto, había más pesos que los que verdaderamente se querían y eso le había puesto un piso a la inflación y nosotros necesitábamos corregir eso. Entonces fuimos al plan de emisión cero directamente. Nosotros sabíamos que – de corto plazo – podía continuar las turbulencias, pero estábamos convencidos que inexorablemente el tipo de cambio sí va a derrumbar. Y nosotros dijimos que se iba a derrumbar y que nos íbamos a encontrar con un escenario donde, por primera vez en la historia, el cierre de la brecha iba a ser de arriba hacia abajo, es decir, desde el paralelo hacia el oficial y no por un salto del oficial.

Obviamente, todos los que estén al tanto de los datos, hoy, tenemos el mismo tipo de cambio del momento en el cual asumimos, nominalmente. Por lo tanto, eso que también que parecía imposible, nosotros también lo hicimos posible. Pero también quiero que sepan que estamos avanzando en distintas soluciones para el descalabro de stocks, del Banco Central, y su posterior cierre. Es decir, la idea de terminar, con el Banco Central, no se escapó. Pero me resulta a veces gracioso, porque, así como yo hablé de competencia de monedas y la llamaron “dolarización”, y les propongo que vean el reportaje, que me hace Pablo Rossi cuando lo anuncio en La Nación + y yo hablo de competencia de monedas y me pusieron un cartel así de grande, que decía dolarización. Pero al margen de eso, nunca dije, que el Banco Central, se cerraba de manera instantánea, como el libertarado, de Hoppe y todos los imbéciles locales que repiten: “no cerró el Banco Central”. Dije que por lo menos iba a tardar cuatro años en cerrarlo, recién va uno y vengo de… les puedo asegurar que hoy el balance del Banco Central está muchísimo más saneado que lo que teníamos y que cada vez estamos más cerca de esa situación, y ahí está jugando un rol muy importante el modelo de competencia de monedas, porque esto no solo que terminará con la inflación para siempre, sino que dará pie a unos puntos que tengo que mencionar sobre la carga impositiva, pero a lo que quiero ir es que hoy ya existe la competencia de monedas.

Hoy ustedes pueden hacer transacciones en la moneda que ustedes quieran, justamente nosotros aceleramos el proceso de lanzamiento, de la competencia de monedas, para que no se nos derrumbe el tipo de cambio. Es decir, mientras que hay un conjunto de primates diciendo que hay un problema de apreciación cambiaria, nosotros tuvimos que lanzar la competencia de moneda para que no se nos destruya (Salta el Audio)…demanda por otro lado; no que la cuestión a futuro con todos los proyectos energéticos nos van a salir los dólares por la (Salta el Audio). Entonces lo que necesitamos es crearles demanda a esos dólares y eso va a generar lo que nosotros llamamos: “La dolarización endógena”, donde empieza a ver dando vuelta por la economía más dólares que pesos y va a haber un momento que la diferencia va a ser tan grosera que dolarizar es nada, cerrar el Banco Central, es nada. Es más, la última etapa de ese proceso es cuando puedan pagar los impuestos en dólares, cosa que todavía no, pero que es la última etapa de ese proceso. Así que ya saben que el día que habilitamos que paguen los impuestos en dólares, el edificio de Reconquista 266, se va a convertir en un museo.

También creo que vale una digresión sobre la discusión de la apreciación cambiaria porque otra vez estuvieron… porque es interesante, cuando el dólar sube, nos vamos a la hiper; cuando el dólar baja, Argentina está supercaro y va a desaparecer. Entonces, lo que quiero contarles es por qué nosotros creemos que no hay apreciación cambiaria. Cuando ustedes creen que hay apreciación cambiaria tendrían que tener algunos elementos para que fundamenten esa visión. O sea, no se hace mirando solamente un grafiquito del tipo de cambio real, que metodológicamente está mal, que ahora lo voy a decir también por qué, pero…, puedo entender que otros economistas adhieran a otros métodos y a otras escuelas distintas a las que yo adhiero y pueden hacer eso y considerar que es correcto. A ver, un proceso de apreciación cambiaria una de las cosas que tendría que generar es brutal pérdida de reservas o una brecha estrafalaria. El Banco Central recompuso reserva por el equivalente de 25.000 millones de dólares y la brecha del 200% casi desapareció. Por lo tanto, ese indicador no estaría señalando que los fundamentals muestren una apreciación cambiaria.

Otra forma de sostener una apreciación cambiaria es con endeudamiento, Argentina bajó su deuda en más de 30.000 millones de dólares, por lo tanto, tampoco estaría funcionando desde ese canal. Otra forma de apreciar la moneda es que el Banco Central suba la tasa de interés para hacer caer el tipo de cambio, nosotros asumimos con una tasa de interés del 235% y hoy esa tasa es 35%, por lo tanto, tampoco funciona de ese lado. Es decir, cuando yo miro lo fundamentals verdaderamente esas cosas no estarían ocurriendo para dar sustancia a eso, no solo eso, sino que, además, supongamos que pienso en un modelo de transables y no transables, parece una discusión razonable a la luz de lo que queremos plantear. Y el tipo de cambio real, en ese caso, viene dado por el precio de los transables, en términos de los no transables; donde el precio de los transables es el tipo de cambio multiplicado por los precios internacionales. Entonces supongamos que partimos de una situación de equilibrio. Entonces ahora cae un exocet y me rompe la mitad del sector no transable, ¿qué es lo que sucede en ese caso? Tengo una contracción de la oferta de los bienes no transables, por ende, si yo partía una situación de equilibrio exante no tendría por qué estar cambiando las funciones de demanda porque los precios todavía no cambiaron; es difícil hacer los ejercicios de estática comparativa sin las ecuaciones contándolo así, pero voy bien, voy bien. Entonces, ¿qué es lo que tiene que pasar esa economía? Tiene que subir el precio los no transables, ¿Y por qué tiene que subir los precios de los no transables? porque es donde se generó la escasez. Entonces tengo la misma demanda, se me contrajo la oferta, tengo escasez ahí. Entonces cambia los precios relativos, cambia el conjunto de funciones de demanda y consecuentemente tengo otro conjunto de precios, ¿y qué es lo que empieza a hacerme? Empieza a mandar señales que yo tengo que invertir en el sector no transable porque le acaba de caer un exocet, ¿está claro?

Ahora, si yo tomo al club de los imbéciles devaluadores frente a ese caso, ¿qué me dicen? “Devaluá, devaluá, porque el tipo de cambio real se te apreció”. No, en realidad tengo una señal de que tengo que invertir en el sector no transable. Esto no es menor, porque quiere decir que, bajo este contexto, y si sigue dándose esta situación el sector energético y el sector minero, y que vamos a exportar tanto, les aviso que hay una oportunidad de negocios furiosa adentro del sector no transable. Y ¿cuál es la característica del sector no transable? Por ejemplo, los servicios, es que son intensivos en mano de obra. Por lo tanto, esto también va a traer mucha mejora en el empleo y en los salarios reales, que va a ser una máquina de bajar la pobreza y la indigencia.

Ahora, si yo tomo al club de los imbéciles devaluadores frente a ese caso, ¿qué me dicen? “Devaluá, devaluá, porque el tipo de cambio real se te apreció”. No, en realidad tengo una señal de que tengo que invertir en el sector no transable. Esto no es menor, porque quiere decir que, bajo este contexto, y si sigue dándose esta situación, el sector energético y el sector minero, y que vamos a exportar tanto, les aviso que hay una oportunidad de negocios furiosa adentro del sector no transable. Y ¿cuál es la característica del sector no transable? Por ejemplo, los servicios: es que son intensivos en mano de obra. Por lo tanto, esto también va a traer mucha mejora en el empleo y en los salarios reales, que va a ser una máquina de bajar la pobreza y la indigencia. En cambio, si les hacemos caso a estos imbéciles de la devaluación, rompemos la asignación de recursos, no recomponemos el sector que tenemos que recomponer y – por ende – tenemos un deterioro de la calidad de nuestras vidas. Digo que es la metodología que usamos regularmente, desde el 35 para acá, salvo durante la convertibilidad.

Pero ustedes me pueden decir: “Bueno, pero el gráfico del tipo de cambio real…”. Sí, el gráfico del tipo de cambio real está mal, conceptualmente. Primero, ¿cuál es el tipo de cambio real de equilibrio? ¿Cuál es? Es decir, ¿ustedes me van a decir que conocen el vector de precios de equilibrio de la economía? Porque, para afirmar que está atrasado, tienen que saber cuál es el correcto. Y si saben cuál es el correcto, entonces tendrían que conocer las preferencias de todos los individuos de la economía – de hoy, hasta la eternidad, con lo cual, además, tienen que saber cómo va a evolucionar la población, cómo va a evolucionar la tecnología, cómo van a evolucionar las dotaciones, y conocer la tasa de preferencia intertemporal.

Hayek, su último libro se llamó “La fatal arrogancia”. Y dice que estas cosas, que – en el fondo – si supiéramos el vector de precios de equilibrio, entre nosotros y un socialista, no habría diferencia. Por eso lo llamaba ‘La fatal arrogancia’ porque – justamente – no hay forma de saber eso. No es solamente un problema de no saberlo, sino que habría que ser omnisciente, omnipresente y omnipotente para apretar el botón correcto. No existe, salvo que crean que son Dios.

Y si hay algo que me quedó claro es que los políticos están bastante lejos de eso, pero al margen de eso, con lo cual les diría: ¿cómo resuelven este tema los economistas? Toman un promedio. Ahora, ¿no les parece irritante e insultante dónde cortan la serie? ¿Por qué cortan la serie, en el 2002? Eso tiene varios problemas, porque si ustedes cortan la serie, en el 2002, tienen ahí el período nefasto y siniestro del kirchnerismo. Si hay algo que caracteriza la situación del mercado de cambios es que, cuando ustedes tienen un gobierno de impresentables, la moneda se destruye, y cuando tienen un gobierno serio la moneda se aprecia. Entonces, eso les da un determinado tipo de cambio que ya vimos que la metodología es una truchada porque no sabemos cuál es el vector de precio de equilibrio. Esta corrección también es una truchada, porque: ¿Quién dice dónde está el corte? ¿Quién sabe cuál era la situación de equilibrio? Entonces, fíjense que – si ustedes extienden la serie, hasta incluir la convertibilidad – y lo hacen, desde abril del 91, cuando en realidad el proceso – en rigor – arrancó en enero, cuando empieza toda la estabilización y, después, se lanza el primero de abril, ahí el tipo de cambio les da 700. Entonces, imagínese si solamente corto la serie, durante la convertibilidad. Porque nosotros queremos generar un equilibrio de expectativas favorables ¿O acaso no creemos nosotros, en la libertad? O sea, con lo cual, sería lógico y razonable que la moneda se aprecie.

Entonces, lo que digo es que, además, la metodología tiene muchos, muchos problemas. Ahora, este es el último, y ya digo, sigo… Porque otra vez los desvíos le ganaron al core. Supongamos que viene el Creador y dice: “Este es el vector que se dio, en el año tanto”. Tuvieron la revelación. ¿Qué hacemos con ese dato? Ese dato tiene un conjunto de condiciones de oferta y demanda, no sólo en el mercado local, sino que también en el mercado internacional. Supongan que, no sé, fuera el dato, fuera, no sé, XX, del año 97. Las condiciones de oferta y demanda, de cada uno de los bienes en la economía argentina y en el mundo, claramente no es la misma. Por lo tanto, extrapolar ese número, lo voy a decir en latín, es una pelotudez del tamaño de una casa. Por lo tanto, nosotros hicimos lo único que se puede hacer, entendiendo lo limitado que es el conocimiento, le rendimos honores – nuevamente – a Friedrich von Hayek – Premio Nobel de 1974 – si no me equivoco, y en ese contexto, como no tenemos la pretensión del conocimiento, sabemos que no lo tenemos, nos ocupamos solamente de que la política fiscal no joda: déficit cero; y que la política monetaria no joda: emisión cero. Y que los precios se acomoden. Porque si le pegáramos, estaríamos poniendo los mismos que pone el mercado, pero – en el medio – estaríamos haciendo un montón de desastres para que nos financien a hacer eso.

Por lo tanto, que lo haga el mercado, si lo puede hacer el mercado, ¿para qué lo vamos a hacer nosotros, que seguro lo vamos a hacer peor? Así que me parece que creo que he sido bastante contundente sobre aquellos que quieren devaluar todo el tiempo. Y también, les quiero anunciar el tema impositivo, lo que tenemos en materia de reducción de impuestos explícitos que vamos a encarar, el año que viene, a través de una radical reforma tributaria, que buscará simplificar lo que hasta ahora ha sido un sistema innecesariamente engorroso, tal – como se lo había anticipado – nuestro objetivo es que no haya más de seis impuestos nacionales, para que los argentinos puedan dedicarse mejor a lo que saben, que es trabajar y generar riqueza.

Ahora viene otro anuncio bueno, aviso. Me convertí en un portador de buenas noticias. Me acuerdo que, cuando me hizo la entrevista, Susana Giménez, me dijo: “¿Qué podés decirme para adelante?” “Que de acá para adelante iban a ser todas buenas noticias”. Estoy cumpliendo. Miren ese día y miren todas las noticias que salieron, después de ese día. Y eso es gracias al maravilloso equipo, que tengo de gobierno, de gente, no sólo infinitamente talentosa, sino también buenas personas y, sobre todas las cosas, gracias a los argentinos de bien, que nos pusieron el hombro.
A su vez – en términos de comercio – nos dirigimos a un modelo de liberación de la oferta para que sean los consumidores, esto es, la demanda, quienes puedan decidir qué quieren comprar en base a sus propias preferencias. Esto obligará a las empresas – acostumbradas a vivir en un coto de caza garantizado por los amigos – a competir entre sí con mejores productos y/o mejores precios para conquistar, a los consumidores. O incluso con nuevas formas de resolver viejos problemas, tal como anticipó Schumpeter, con el concepto de destrucción creativa, que no debe ser confundido con la creatividad para la destrucción, que fue lo que nos trajo hasta acá. Y todo esto nos sitúa ante una oportunidad histórica, por varios motivos, que no debemos pasar por alto. En este tema, básicamente, lo que tengo para contarles es que, efectivamente, vamos a avanzar en un tratado de libre comercio, con Estados Unidos. Ayer mismo y hoy, lo reafirmó la vocería, del presidente electo, de los Estados Unidos, Donald Trump, que vamos a trabajar para conseguir el tratado de libre comercio.
Por lo tanto, la verdad, tengo un montón más de buenas noticias, pero ya me desvié tanto que prefiero hacer el cierre y dejar de fastidiarlos con mi presencia. Porque – en definitiva – quiero empezar el cierre con una frase de Confucio que dice: “El hombre que mueve montañas comienza moviendo pequeñas piedras”. Yo creo que hemos movido unas cuantas. De hecho, hemos hecho las reformas más grandes de la historia argentina, en sólo un año, con el 15%, de la Cámara de Diputados y el 10%, de la Cámara de Senadores. Y eso, también, implica una deuda de gratitud para con diputados y senadores, de otras fuerzas, como el PRO, como el caso de los radicales, que han decidido apoyar, y como el caso de gobernadores, tanto los de Juntos por el Cambio, como del Partido Peronista, que han apoyado y acompañado estas reformas. Porque sin la ayuda de ellos esto hubiera sido infinitamente más difícil. Y por eso también es que nosotros queremos darles las gracias a todas estas personas, que nos han acompañado en hacer la transformación más grande, de la historia argentina. No tengo ninguna duda de que, de cara al futuro, vamos a seguir trabajando juntos. Porque, sí, los que estamos del lado de la libertad – independientemente del signo político que tengamos – nuestro compromiso es con los argentinos de bien y no con los chorros. Por eso creo que vamos a poder seguir adelante y seguir trabajando para tener una Argentina mejor.

Y, finalmente, quiero agradecerle nuevamente, queridos amigos de la Bolsa de Comercio, por habernos recibido y volver a felicitarlos por el edificio. Mudarse de casa, después de haber estado tanto tiempo en el mismo lugar, es un salto importante. A veces, hay que dejar atrás afectos y nostalgias para animarse a dar un salto adelante: el cambio es una parte central de la vida y hay que hacer lo mejor que se puede con él. Así es que quiero desearles que tengan unas muy buenas tardes, que pasen unas hermosas fiestas, que inicien un hermoso año, porque vamos a tener un fabuloso 2025. Y que las fuerzas del cielo nos acompañen y ¡viva la libertad carajo! Muchas gracias.

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